Page 222 - PENSAR UN PACIFICO LATINOAMERICANO: RETOS POLITICOS, ETICOS Y MEDIOAMBIENTALES
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3. CONCLUSIONES
La Constitución ecuatoriana de 2008 supone un amplio y de-
cidido avance en la protección de los derechos ambientales, y ello
desde una doble perspectiva.
En primer lugar, es capaz de comprender la profunda inter-
relación existente entre los Derechos Humanos y los derechos am-
bientales, así como el valor intrínseco que poseen los individuos
no humanos que pueblan el planeta. De este modo, la Constitu-
ción consagra la protección de los ecosistemas, la flora y fauna que
los puebla, los recursos naturales...pero a la vez reconoce el tre-
mendo impacto en la salud o la integridad física de los seres hu-
manos que posee la adecuada conservación de la naturaleza, con
un aire limpio, un agua potable y unas fuentes de recursos natu-
rales sostenibles.
Ésa es la sabiduría que recoge el concepto de “Buen Vivir”,
cuya premisa esencial es que el bien que hagamos a la naturaleza
repercutirá en nosotros, al igual que el mal que le inflijamos, ya
que somos parte de ella y precisamos de sus recursos (desde el
aire al agua pasando por los vegetales comestibles) para tener una
buena vida. Es por ello que la Constitución desarrolla de un modo
profundamente detallado y amplio cada manifestación específica
de los derechos de la naturaleza, reconociendo su intrínseca rela-
ción con los derechos del ser humano.
En segundo lugar, la Constitución desarrolla un sinfín de
principios programáticos y objetivos a cumplir por el Estado en la
defensa de la naturaleza. Esto siempre es positivo, pero lamenta-
blemente insuficiente, ya que es el poder político imperante en
cada momento quien interpretará cuál es el contenido de esos
principios y objetivos, y hasta dónde le obligan. Y dependiendo
de su compromiso con la naturaleza, afirmará que los ha cum-
plido aunque sean evidentes las carencias de sus políticas, o los
desarrollará hasta sus últimas consecuencias.
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